viernes, 19 de julio de 2019

Las mujeres también leen, las mujeres también escriben, las mujeres también ganan.

Hace unas noches atrás me disponía a arropar a mi pequeña Lucía de 5 años, ya eran las ocho y media de la noche y su desvelo en día de semana significaba un pecado mortal y una injuria al Morfeo infantil. Mientras le terminaba de leer un cuento, mi hija me miró y me dijo:
- Papá yo quiero ganarme un premio Nobel.
Me sorprendió su comentario. Luego me enteraría que había escuchado del premio por la radio de la movilidad. Estaba casi convencido que Lucía no sabía bien el verdadero significado del premio y se lo expliqué en sencillo y bajito, para que mamá no descubriera que aún permanecía despierta.

  • Papi yo me quiero ganar el premio Nobel de Canto.
(sonreí, y dejé que su ilusión continuará) yo voy a ganar y también el Nobel de tocar piano, mi miss me dice que estoy tocando muy bien.
  • Lu, vas a ganarte el premio Nobel que quieras mi amor. Solo debes trabajar duro, esforzarte y dar lo mejor de ti.
Lucía se durmió feliz.

Lucía como muchas otras mujeres y hombres trabajan duro por ser los mejores. Lo que ha sucedido ayer en la inauguración de la FIL, con una mesa de honor sin presencia femenina, no me indigna por el hecho de que no existiera una representante mujer, me indigna porque existen mujeres que por su esfuerzo y trabajo también, y léase bien “también” merecían estar allí. No creo en una cuota de genero por obligación, no creo en una cuota de genero en la se distribuyan plazas por el hecho de solo ser mujer. No se trata de cuotas regaladas, se trata de cuotas merecidas, y habían suficientes ejemplos para que en la mesa de ayer hubieran mujeres acompañando la ceremonia.

No se trata de una tendencia global, sí de justicia al esfuerzo y resultados que merecen reconocimiento. El problema recae en nuestra inercia de seguir observando lo conocido y no sorprendiéndonos de lo que “también” las mujeres vienen logrando. No se trata de posturas emocionales, ni de bandos, se trata de la realidad, una realidad en donde hombres y mujeres ya trabajan de la mano y son una fuerza imparable. No, no se trata solo de protocolos, se trata de criterio. 

Las disculpas de la CPL ya llegaron en un comunicado que, aunque sincero, me deja un mal sabor, un sabor de aquel que se justifica desde la forma y no desde el fondo. 

Las mujeres también saben leer, las mujeres también saben escribir, y también ganan. No necesitan cupos regalados, así como los hombres, exigen su puesto por los méritos de su trabajo.

Empecemos a ver la igualdad del esfuerzo, no solo el sexo.

Tengo mucha fe en que Lucía seguirá esforzándose por ganar el premio Nobel de Canto, y yo estaré arengándola, por que cuando descubra que no existe, estoy seguro que luchará por crearlo, y lucharé codo a codo junto a ella.